domingo, 28 de febrero de 2016

Quizá no fuiste el amor de mi vida...

Un día cualquiera, sin esperarlo, apareciste tú.
 Extraña causalidad de la vida porque no soy alguien que
vague por ahí en busca del amor.
Y ya ves… decidiste formar parte de mi historia.
No sé ni cómo, ni en qué momento comenzaste a darme
cada mañana un gran motivo más para abrir los ojos sonriendo.
Y cada noche al acostarme, terminaba dando gracias por tenerte a mi lado.
Créelo, porque fue así desde el principio.
Era un sentimiento extraño, al principio no sabía definir
lo que sentía por ti, quizá porque nunca lo había sentido
de esa manera por nadie, y eso, me gustaba, me gustaba mucho.
Sí, he querido a alguien más, pero esto, era diferente.
Comencé a sentir cosas que ya había olvidado, me devolviste la ilusión,
comencé a creer que el mundo era menos malo porque en él, existías tú.
Era bonito estar entre tus brazos, sentir tus caricias,
besarnos hasta con la mirada. Era todo tan automático,
sin pretender nada, simplemente surgían cambios que me
acercaban a lo que siempre quise ser, en la mejor compañía.
Me gustaba lo que era cuando estaba contigo,
me dabas ganas de ser cada vez mejor, se mejor para ti.

                         
Llegaste derribando muros, muros que yo misma construí
para no dejar que nadie me hiciera daño.
Conociste mis demonios y te hiciste amigos de ellos,
desnudaste hasta el más intimo de mis miedos
y los besaste con una intensa sensibilidad,
comencé a temblar, y de tal modo, que me sentí
más vulnerable que nunca.
Y así, con los sentimientos a flor de piel,
te entregue lo mejor de mí, sin pensar en las posibles
consecuencias. Te di mi confianza, te conté mis sueños
(y juntos, formamos unos mejores), te abrí las puertas de mi mundo y
te compartí lo más valioso de mi vida. Y cómo no hacerlo,
si tú ya eras una parte muy importante de él. Te diste cuenta que
a pesar del daño que me habían hecho, por ningún motivo haría lo
mismo intencionalmente contigo ni con nadie, me dedique a cuidarte,
sabía que tu corazón tenía heridas, las cuales cuide e intente sanar.
Yo que era una escéptica creí en ti, en tus promesas,
en tu amor, y aún consciente de lo incierto que es el destino,
imaginé una vida a tu lado, un futuro juntos. Creí que estábamos
hechos el uno para el otro, y es que de verdad, encajábamos a la perfección.
Y aunque no todo era perfecto, a pesar de las diferencias y las discusiones
que surgían algunas veces, sentí a tu lado un amor tan real y sincero.
No sé, supongo que por haber estado juntos, fuimos todo.
Te amé tanto, que incluso amar me resulta un término insignificante.
Fueron tantos días de compañía, de canciones con vida propia,
de detalles que valieron la pena, de noches contando estrellas juntos,
noches en las que la luna fue testigo de nuestro amor,
de regalos que quedaron en el baúl de los recuerdos,
de lágrimas de alegría y otras de dolor, de días de gloria y otros de no tanto.
Y así, un día, sin ninguna explicación convincente, te fuiste de mi vida.
Creyendo que te llevabas contigo todo el dolor que esto me causaría.
Pretendiendo que no te odiara por tomar esa decisión, pensando que algún día,
 yo despertaría convencida de que lo que hiciste, que fue por el bien de los dos.
Te rendiste, en algún lugar te quedaste sin fuerza. Quizá fue todo tan rápido,
que quisiste amarme sin aprender primero a quererme.
Te quedaron grandes aquellos sentimientos, te ganó el miedo a que
no fuera verdad lo que sentíamos. Al futuro incierto de un amor
que para sobrevivir, tenía muchos obstáculos a vencer.
Sucedió que por intentar demasiado, terminamos sin ser nada.
Y dolió, dolió como no te imaginas. El verte marchar así,
como si para ti (aparentemente ) no doliera. Intenté comprender
cómo es que si decías amarme tanto fuiste incapaz
de decirme un “adiós” de frente. Me preguntaba qué hice tan mal,
en qué me equivoqué. Finalmente me di cuenta de que simplemente,
lo tuyo fue un amor cobarde. Sí cariño, el amor es para locos que no temen
a la felicidad ni a los sentimientos, al dolor ni al sufrimiento.
El amor es para osados insatisfechos que buscan día a día obtener más y ser mejores.
Para viajeros sin destino, para quien lo apuesta todo por ganar,
aun sabiendo que puede perder, para los que están dispuestos
a sentir y sobre todo, a vivir. El amor, definitivamente, es para los que luchan
por lo que sienten, no para mediocres
Hoy, es hora de cambiar el rumbo, no vale la pena sufrir
por quien no quiso quedarse. Decido cerrar la puerta y cambiar
la historia de mi vida. Quiero liberarme de ti, encontrar
la paz que tenía antes de que llegaras, ya no quiero que tu
recuerdo me perturbe. Y aunque es triste saber que poco a poco
iré olvidando tu voz, tu cara, tu piel, tu calor, tu nombre y hasta tu recuerdo,
debo decirte hasta nunca.
El dolor durará un momento, pero no una eternidad,
porque te aseguro que no hay cuerpo que lo aguante y sé,
que algún día sonreiré y todo habrá terminado.
No te guardo rencor, no podría, fue demasiado grande lo que sentí por ti.
 Además, no toda la culpa fue tuya, sino mía también,
por empeñarme en idealizar nuestra historia, en idealizarte a ti.
Por aferrarme a lo bueno que hubo entre nosotros,
por poco o mucho que haya sido. Metí las manos al fuego por ti
y me quemé la vida entera, pero no me arrepiento,
porque eso también me ha hecho mucho más fuerte y es lo que ahorita necesito.
No sé si algún día te des cuenta que elegiste el camino equivocado,
si llegues a valorar que lo bonito era el paisaje
y que ese camino que tenías conmigo, era hermoso.
Pero si lo haces, ya será tarde, ya no estaré allí.
No fuiste el amor de mi vida, pero pese a tu cobardía,
gracias por dejarme ser parte importante de tu vida,
por los momentos tan hermosos que pasamos juntos,
por hacerme sentir de nuevo que el amor existe,
 porque yo sí te amé (y sé que tú a mí también,
porque la felicidad que trasmitías no pudo ser mentira, ¿o sí?),
por enseñarme que siempre es un buen tiempo para recomenzar,
por hacerme ver que una armadura sólo son oportunidades perdidas,
por las grandes enseñanzas y la mejor lección de vida:
No importa cuánto ames si no estás dispuesto a luchar por ese amor.
No fuiste el amor de mi vida, pero gracias… porque mientras duró, me hiciste muy feliz.   Adi 





No hay comentarios.:

Publicar un comentario