Aquel día que cruzamos miradas, creí que iba a desmayarme,
tu mirada clavada en mí fue lo más hermoso que pudo pasar esa tarde.
Poco tiempo después me enviaste un mensaje, mi corazón acelerado
y mi mente al borde del precipicio, te respondí... tuvimos una linda
conversación esa mañana.
Tiempo después y varios mensajes cursis, nos vimos... pasamos una tarde juntos;
fue maravilloso, un sueño quizá, pero sí lo es ten por seguro que no quiero despertar de él.
Cada sonrisa que me sacabas, tu forma de ser tan única y tierna conmigo...
me estaba enamorando.
Me enamoré de ti, me enamoré como ya no se enamoran
las personas hoy en día, llenaste cada centímetro de mi piel
con tu amor. Eras lo más lindo que pudo llegar en ese momento
a mi vida.
Me enamoré de las dulces palabras que susurrabas a mis oídos,
palabras que se escuchaban tan sinceras, con una mirada llena
de amor, ternura, sinceridad, pasión, mil cosas veía en tu mirada.
Me enamoraste con cada caricia, el calor de tu piel al roce
con el mío, me enamoraste con esos labios que no se cansaban
de los míos, me enamoró tu forma tan tierna y perversa.
Parecía un sueño, y hubiese preferido que lo fuera,
una triste decepción fue la que me lleve, cuando sin piedad
alguna hiciste pedazos mi corazón.
Todo fue tan hermoso, sin embargo no sabía que esto era parte
de tu juego, enamorar a la chica por la que todos morían...
enamorarla hasta tenerla a tus pies, cuando nadie había podido
si quiera tener una cita con ella.
Y hoy saliste victorioso, no sólo me enamoraste también me destrozaste.
Te extraño, no lo puedo negar... extraño a ese ser tan maravilloso que fuiste.
Me enamoré de ti y no me arrepiento, gracias por hacerme sentir viva.

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